Cirugía que consiste en reconstruir el ligamento lesionado, colocando un injerto que lo reemplace, el cuál es fijado con tornillos o implantes específicos. Este procedimiento se lleva a cabo mediante asistencia artroscópica, es decir, se introduce una cámara para observar dentro de la rodilla a través de pequeñas incisiones, y se usa otra incisión adicional para la obtención del injerto. Los injertos más utilizados son el tendón rotuliano o los isquiotibiales del propio paciente. También se puede utilizar el tendón cuadricipital o aloinjerto
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Generalmente es una lesión que ocurre en la práctica deportiva, con mayor frecuencia en el fútbol, ski y basketball. La ruptura se produce cuando hay cambios bruscos de velocidad y dirección, giros de rodilla con el pie firmemente apoyado, ante un mal aterrizaje de un salto, frenos repentinos con mal control de rodilla o a veces ante un golpe directo como choque o tackle. Los pacientes pueden referir un chasquido interno en el momento de la lesión, lo que va seguido por inflamación, dolor al cargar el peso del cuerpo y sensación de inestabilidad. La lesión debe ser confirmada con una resonancia magnética de rodilla, que permita evaluar la rotura del ligamento (es completa en la mayoría de los casos) , así como también si hay otras estructuras dañadas (meniscos y/o cartílago).
¿Cómo debemos tratar una lesión de ligamento cruzado anterior?
El tratamiento inicial debe incluir reposo, hielo y analgésicos antiinflamatorios para favorecer la desinflamación y alivio del dolor. Los ejercicios kinesiológicos ayudarán a recuperar la fuerza y estabilidad de la rodilla. Esto puede ser el tratamiento definitivo en pacientes de menor demanda que logran una rehabilitación adecuada aun en ausencia del ligamento. Sin embargo en pacientes más activos, que practiquen deportes de pivote o que presentan inestabilidad recurrente en sus actividades diarias, el tratamiento de elección será la reconstrucción quirúrgica del ligamento, seguido por una adecuada pauta de rehabilitación.
Rehabilitación
La rehabilitación se inicia precozmente y se estima un período de 8 a 12 meses para un adecuado retorno deportivo. Una adecuada supervisión con kinesiólogos especializados permite enfatizar las técnicas adecuadas de salto y giro, así como coordinación y mejor control neuromuscular que disminuya el riesgo de una nueva lesión.