La rodilla consta de cuatro ligamentos estabilizadores principales: el ligamento cruzado anterior (LCA), el ligamento cruzado posterior (LCP), el ligamento colateral medial (LCM) y el ligamento colateral lateral (LCL). Las lesiones Multiligamentarias tiene relación a la lesión de más de un ligamento de la rodilla.
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Las lesiones multiligamentarias suelen ser el resultado de traumatismos graves, como lesiones deportivas de alto impacto o accidentes de tránsito. Los pacientes con este tipo de lesiones pueden experimentar dolor intenso, inestabilidad en la rodilla, hinchazón y dificultad para mover la articulación.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico preciso y el tratamiento adecuado, que a menudo puede requerir cirugía reconstructiva, son fundamentales para la recuperación. Por tratarse de lesiones que pueden afectar diferentes estructuras de la rodilla, es indispensable la realización de una resonancia magnética para determinar con exactitud los ligamento comprometidos. Además, para poder evaluar el grado de inestabilidad y compromiso óseo, se realizan radiografías complementarias simples y de estrés. Con esta información obtenida, se puede definir e indicar el tratamiento ideal para cada caso.
Cirugía
Una vez tomada la decisión de cuáles serán las estructuras a reparar o reconstruir, se debe planificar la cirugía de ligamentos de la rodilla. Es frecuente que, al tener que reconstruir varios ligamentos de la rodilla, sea necesario la utilización de aloinjertos, que son tendones provenientes de un banco de tejidos (donante).
Las estructuras intraarticulares, como son los ligamentos cruzados, se reconstruyen mediante asistencia artroscópica. En los casos donde es necesario reconstruir los ligamentos colaterales internos y/o externos, se realizará una cirugía abierta. Por lo tanto, es frecuente que en una misma cirugía se combinen ambas técnicas.
Rehabilitación
El proceso de rehabilitación dependerá de cada caso y del tipo de estructuras que haya sido necesario reparar o reconstruir. Sin embargo, por lo general, en una primera etapa se requieren algunas semanas de inmovilización con una férula de rodilla en extensión y descarga completa de la extremidad con bastones. Luego se permite movilidad gradual controlada con la utilización de órtesis articuladas y carga de peso progresiva, siempre protegiendo las estructuras reconstruidas. Este período variará entre los dos y los cuatro meses.
Pasado este período se incorporan actividades de bajo impacto que irán aumentando de manera progresiva. De esta forma, el proceso completo de recuperación se alcanza entre los nueve y los doce meses. Es importante seguir las recomendaciones médicas y de rehabilitación para optimizar la recuperación y prevenir complicaciones a largo plazo.